Orientaciones estratégicas para la innovación
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José Miguel Benavente
En días recientes el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), del cual formo parte, entregó su documento de estrategia. Los informes anteriores del Consejo han marcado un precedente respecto de la forma de entender la innovación y sus actividades relacionadas como la ciencia, la tecnología y la formación de capital humano calificado, mirados principalmente desde las políticas públicas y el rol del Estado.
Muchas de las políticas para promover la innovación que hoy existen se han derivado de la discusión que se ha dado al interior del Consejo. Pero el diagnóstico que hace el Consejo hoy es que esto no ha sido suficiente. Las cifras son elocuentes y nos dicen que aún no logramos incorporar a la innovación y sus actividades relacionadas dentro del ideario colectivo del país. La innovación está ausente de la conversaciones recurrentes no solo en el ámbito informal, político y social sino que tampoco en aquellas conversaciones pragmáticas y aplicadas tan propias del mundo empresarial.
El documento plantea que estas conversaciones son fundamentales para que la innovación, entendida como práctica, sea parte de nuestro quehacer cotidiano. Sugiere que la innovación no se planifica sino mas bien se practica, “escuchando” las preocupaciones de nuestros tiempos, vinculando conocimiento y tecnologías ya disponibles con diversos actores cada uno de ellos cargados de historia. Y para que esto ocurra no solo es necesario comprender el conocimiento disponible sino que la empatía y confianza son fundamentales para que ello ocurra.
En el contexto económico, los incentivos son siempre necesarios para que esta se manifieste, pero su naturaleza no lineal requiere que el apoyo a su desarrollo no sea visto como que dicho proceso vaya pasando diferentes etapas. Traducido a nivel de país, uno de los ejes centrales del documento habla de la dificultad de realizar planes de largo plazo en un mundo que cambia a una velocidad abismante.
Mas que contar con una carta de navegación en que se detalle todos los pasos a seguir, hay que armarse de herramientas que permitan “surfear” las diferentes olas con que nos enfrentamos y detectar tempranamente la forma en que podemos aprovecharlas para generar valor a nuestra sociedad.
Las innovaciones entendidas como la apertura de nuevos mundos de posibilidades, oportunidades, las que antes no existían entregan, desde el punto de vista económico, un alcance mayor al argumento del cambio tecnológico como destrucción creadora de mercados tal como lo postulaba Schumpeter.
No son mercados los que desaparecen y aparecen otros asociados a nuevas tecnologías e innovaciones, son realidades distintas las que emergen. Lo central de Internet no son los fierros y cables que definen una plataforma capaz de conectarnos a todos en forma de red. Es todo un mundo el que aparece ante nuestros ojos asociado a esta plataforma la que muchas veces ignoramos y solo sabemos de su existencia cuando falla.
Vale la pena leer el documento, el que está disponible en la web del CNIC. Le aseguro que no le será indiferente.